Desarrollo de la dependencia

La enfermedad alcohólica se produce como consecuencia de abusar del alcohol durante un tiempo más o menos prolongado (varía en función de la persona y sus características). A pesar de esto, el proceso de creación de la dependencia siempre es similar: al principio se va desarrollando una gran tolerancia al alcohol, en la que la persona parece tener mucha capacidad para metabolizarlo sin que aparentemente afecte a su organismo, ni a su comportamiento.

Con el tiempo, surge la necesidad de beber con más frecuencia y al prolongarse esta situación, el alcohol se convierte en parte indispensable en su vida. Todos los momentos están relacionados con el consumo de alcohol o con sus consecuencias. La persona necesita beber. Esta dependencia de la sustancia suele ser de carácter físico y psíquico pero no en todas las personas se dan síntomas físicos ya que también podemos encontrarnos personas con un tipo de Alcoholismo intermitente donde es más el deseo mental de consumir (alcoholismo llamado de fin de semana).

El enfermo alcohólico necesita un tratamiento adecuado para superar su dependencia y rehabilitarse, como en cualquier enfermedad. Durante el período de dependencia (por lo general largo), el daño físico y mental es notable pero además todos los ámbitos de actuación del individuo y su entorno se ve afectado (pérdida o deterioro de las relaciones familiares, aislamiento social, problemas laborales…)

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